Todo empieza obligatoriamente con una ducha con jabón de los pies a la
cabeza. Este aseo tiene un triple objetivo: eliminar los gérmenes y las
bacterias, calentar el cuerpo, particularmente las extremidades, para evitar un
choque térmico al entrar en la sauna, y limpiar la piel para facilitar la
transpiración.
Dado el fuerte calor que reina en una sauna, la pérdida de agua por transpiración puede ser superior a 1 litro por hora y la temperatura corporal puede subir hasta los 40°C. Para compensar esta deshidratación, es indispensable beber agua entre las entradas a cabina.
Paso 1: Una vez que nos hemos enjabonado, hay que sentarse sobre la toalla, preferentemente con los miembros (brazos, piernas, pies…) al mismo nivel y procurar relajarse. La respiración se vuelve más profunda, el ritmo cardíaco y la circulación sanguínea se aceleran y los vasos sanguíneos se dilatan. Se debe salir en cuanto el sudor se deslice por el cuerpo. Esta primera fase no debe exceder los 15 minutos. Entonces, hay que ducharse de nuevo con agua tibia o fresca, secarse y concederse unos minutos de descanso estirándose.
Paso 2: Deberemos entrar de nuevo en la sauna durante otros 15 minutos. Al salir, el protocolo es el mismo: ducha, secado y vuelta a la calma para el descanso.
Paso 3: Si te sientes capaz, puedes contemplar el tercer paso, pero no es obligatorio. Recuerda que, en cuanto sientas cansancio, deberás de interrumpirlo y salir de la sauna. Después de esta última sesión, se debe hacer un descanso de, al menos, 20 minutos.
Dado el fuerte calor que reina en una sauna, la pérdida de agua por transpiración puede ser superior a 1 litro por hora y la temperatura corporal puede subir hasta los 40°C. Para compensar esta deshidratación, es indispensable beber agua entre las entradas a cabina.
Paso 1: Una vez que nos hemos enjabonado, hay que sentarse sobre la toalla, preferentemente con los miembros (brazos, piernas, pies…) al mismo nivel y procurar relajarse. La respiración se vuelve más profunda, el ritmo cardíaco y la circulación sanguínea se aceleran y los vasos sanguíneos se dilatan. Se debe salir en cuanto el sudor se deslice por el cuerpo. Esta primera fase no debe exceder los 15 minutos. Entonces, hay que ducharse de nuevo con agua tibia o fresca, secarse y concederse unos minutos de descanso estirándose.
Paso 2: Deberemos entrar de nuevo en la sauna durante otros 15 minutos. Al salir, el protocolo es el mismo: ducha, secado y vuelta a la calma para el descanso.
Paso 3: Si te sientes capaz, puedes contemplar el tercer paso, pero no es obligatorio. Recuerda que, en cuanto sientas cansancio, deberás de interrumpirlo y salir de la sauna. Después de esta última sesión, se debe hacer un descanso de, al menos, 20 minutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario